¿Qué son las barreras comunicativas y cómo eliminarlas en el trabajo?
Bien, empecemos por lo más básico. Primero, tenemos que eliminar lo que no hacemos bien para generar el espacio necesario y comunicarnos de manera afectiva y efectiva. Lo primero que debemos eliminar son las barreras comunicativas.
Las barreras comunicativas son patrones de interacción que dificultan la conexión y la apertura entre las personas. Funcionan como obstáculos invisibles que distorsionan el flujo natural de la comunicación, generando desconexión y, en ocasiones, malestar emocional. Estas barreras no solo afectan el contenido de lo que se dice, sino que también tienen un impacto directo en la dimensión relacional y en cómo esta se refleja en la estructura lingüística.
Tres tipos de barreras comunicativas
Los tipos de barreras comunicativas son muchos. Tomás Gordon hizo un listado bastante extenso, pero podemos sintetizarlas en tres categorías principales:
Mensajes que quitan valor o invalidan (Movimiento de exclusión)
Estos mensajes tienen la intención de quitar valor, invalidar o son formas de desprecio. Este tipo de barrera implica un movimiento de exclusión. Por ejemplo, en una crítica, se excluyen las razones y el sentido de los actos del otro. En una amenaza, se afirma el poder propio excluyendo el del otro. Cuando acusamos, nos autoexcluimos de la responsabilidad en el contexto relacional. Con las comparaciones, excluimos el valor de la característica que hace diferente al otro. Las humillaciones excluyen directamente el valor del otro, y el sarcasmo lo excluye de manera ambigua. Las etiquetas excluyen la totalidad al quedarse con una sola parte de la persona. Ridiculizar o mandar desde el autoritarismo también conllevan excluir el valor del otro.Este tipo de barrera comunicativa genera un movimiento de exclusión que impide la conexión. No puede haber apertura si excluimos aspectos esenciales del otro.
Mensajes de solución no solicitada (Movimiento de ocupación del espacio)
Este tipo de barrera se da cuando ofrecemos soluciones sin que el otro las haya solicitado. Si bien dar una solución no tiene nada de malo, es importante que esto se realice en el contexto adecuado, donde se hayan pedido soluciones explícitamente. Si ofrecemos una solución sin que el otro la haya solicitado, estamos ocupando su lugar, dando a entender que sabemos lo que debe hacer porque consideramos que él no lo sabe.Ejemplos de esta categoría son los consejos, los sermones, las explicaciones y los avisos no solicitados. Los sermones y explicaciones pueden parecer útiles, pero si son impuestos, ocupan el espacio del otro. Lo importante no es el contenido en sí, sino el movimiento que estamos realizando. Si estamos ocupando el lugar del otro, se convierte en una barrera comunicativa.
Mensajes «bomba de humo» (Movimiento de evitación)
Estas barreras suelen surgir por una dificultad para autorregularnos. Por ejemplo, frases como «No pienses en lo malo», usar el humor para evitar la seriedad del momento, ignorar, alabar con el objetivo de evitar la realidad de la situación o cambiar de tema para evadir la incomodidad. Estos movimientos son una señal de evitación y hacen que el otro perciba que no estamos presentes en la relación.
La comunicación afectiva: un puente hacia el bienestar laboral
La comunicación afectiva va más allá de las palabras; implica presencia, empatía y un movimiento de inclusión. Es esa capacidad de escuchar realmente al otro, reconocer su valor y construir desde ahí una conversación que fomente la conexión y no la desconexión.
Un estudio publicado en Papers señala que cuando los empleados perciben que su comunicación con colegas y líderes es afectiva, se sienten más satisfechos con su trabajo y experimentan menos estrés. En términos simples: una comunicación afectiva construye puentes, mientras que las barreras comunicativas levantan muros.
Cómo fomentar la comunicación efectiva en tu entorno profesional
Reconoce tus movimientos relacionales: Cada vez que hablas, realizas movimientos que incluyen o excluyen al otro. Reflexiona sobre cómo te comunicas: ¿validas al otro o, sin darte cuenta, invalidas su perspectiva?
Elimina las barreras comunicativas: Deja atrás el sarcasmo, las críticas y los consejos no solicitados. Practica una escucha activa que valore lo que la otra persona aporta, sin querer imponer soluciones.
Desarrolla la inteligencia emocional: Una comunicación afectiva requiere reconocer y gestionar tus emociones para no proyectarlas en los demás. Esto también implica ser consciente de las emociones del otro y responder de manera empática.
Cultiva la presencia en tus conversaciones: Evita distracciones y da a cada interacción tu atención completa. La presencia real se siente y es una herramienta poderosa para construir relaciones laborales más sólidas.
Crea un ambiente de confianza y apertura: Fomenta espacios donde tus compañeros se sientan cómodos compartiendo sus ideas y emociones sin temor a ser juzgados.
Un cambio que comienza por ti
Transformar la comunicación en el trabajo no sucede de la noche a la mañana, pero es un cambio que comienza con pequeños pasos. Al eliminar las barreras comunicativas y practicar una comunicación afectiva, no solo estarás mejorando tu propia experiencia laboral, sino también impactando positivamente en tu equipo.
Como dice el dicho: «Las palabras tienen poder». En el trabajo, estas palabras pueden ser la llave para abrir puertas a la conexión, la colaboración y, sobre todo, un entorno donde todos se sientan valorados.
¿Qué movimientos estás dispuesto a cambiar para mejorar tus conversaciones? Te leemos en los comentarios. 🌟
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